En el borde del paso de la montaña de Escrinet, un punto culminante en el camino que asegura la conexión entre Privas y Aubenas, una antena repetidora, un grupo de inspiración militar de edificios, un cerco de 30×30 metros, logotipos conocidos de Bouygues, SFR, Free, Orange…
Aquí es donde decidimos atacar, donde las tecnologías necesarias para cubrir miles de hogares en telefonía fija y móvil, televisión y radio se concentran. Donde podemos causar un síncope temporal en el flujo frenético de la información y las comunicaciones.
La decadencia catódica, la estupefacción de la radio o la profunda alienación causada por los teléfonos son insostenibles para nosotres. Aquí, acabamos con una crítica argumentada a los medios porque sus evidentes estragos obligan a les tontes a defenderlos, más que a nosotres a condenarlos. No apreciamos la ilusión de desmantelar a las empresas atribuíbles al envenenamiento de las conciencias ni la esperanza de provocar un resurgir de esas conciencias. Si algunas personas se regocijan en este breve respiro en el infierno comunicacional tanto mejor, les otres están jodides. Que sigan pagando sus suscripciones, comprándose nuevas pantallas, poniendo estanterías en las manos de les niñes. Nosotres no estamos luchando por elles; al contrario, son parte del problema.
Empezando por el hecho de que la tecnoestructura que tenemos es omnipresente, podemos sabotearla en todas partes, todo el tiempo lanzándonos precipitadamente al asalto de sus fortalezas y/o perforando los puntos débiles y sensitivos de sus baluartes. No postulamos ninguna preferencia estratégica, lo principal es atacar. Cualquier cosa que pueda dañar la normalidad moral de esta sociedad que nos ha visto nacer por error puede ser atentada. Tenazmente.
Para aquelles que nos leen y nos dicen que es demasiado pronto o demasiado tarde para ser ofensives: Planead y estrategizad por una posible y distante revolución. A aquelles que están adaptades e idean con las instituciones y las organizaciones de los poderes, que se niegan a romper con la lógica de la composición, la seducción y la instrumentalización; a aquelles que fantasean con supuestos sujetos revolucionarios a los cuales intentan instruir, masificar y referir al Gran Amanecer: Les recordamos que no habrá fecha o lugar para su sangrienta revolución. Cada momento sigue siendo indistintamente propicio para nuestras revueltas y para el ataque contra el orden existente. ¿Por qué esperar? Actuemos ahora.
Así, en la noche del lunes, 17 de julio, entramos en las instalaciones de Telecom en Saint Laurent Sous Coiron, cortamos las vallas, forzamos las puertas con una abrazadera y una pata de cabra, empezamos el fuego con gasolina en el equipo electrónico de varios locales, incluyendo antenas, antes de unirnos con el oscuro cómplice del bosque.
Enviamos un pensamiento combativo a la gente que asume sus ideas incluso en la cara de la represión, a la gente que traduce los textos haciendo posible la comunicación entre les rebeldes. El ataque también es un estado mental, el de rechazar la lógica de la sumisión. Fuerza y coraje a les individualistas en Italia, a les compas en la cárcel rechazando la docilidad, a aquelles que buscan despejar nuevas avenidas para atacar al poder en sí mismes, que no dejan pasar nada, que tienen el valor para no querer posponer la dominación que elles crean.
Gran cosa para ofrecer aparte del afecto y unos cuantos fuegos. Todavía en conflicto,
Individualidades Salvajes
En anexo una pequeña postal:
Querides compas, vimos las bellas imágenes de vuestras vacaciones en Hamburgo, ¡parece que os lo habéis pasado bien! Sin embargo, como en todos los fines de semana de turismo en el extranjero siempre hay recuerdos peores. Así que nos hacíamos algunas preguntas. La primera no tiene duda: ¿pero qué es lo que realmente queréis? Si la diversión que se puede sacar de este tipo de viajes por la ciudad parece bastante obvia (visitar lugares turísticos, iluminar barricadas, enfrentarse con la policía, saquear tiendas, traer pequeños recuerdos a sus familiares, …), también debemos ser testigos del triste espectáculo de la militancia. Vemos así la disociación de los incendios de coches “de proletarios”, del saqueo de tiendas que podrían no ser lo suficientemente capitalistas, también vemos que la crítica de las citas con el poder es una vez más barrida por este argumento imparable: “No nos importa, estamos a tope y vamos a joder su mierda”.
Por supuesto, nosotres estamos por la propagación del caos, pero del caos en sí mismo.
[Traduccion: La Rebelion de las Palabras]
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