Un año después de la condena de 7 personas a años de prisión tras el incendio de un coche de policía del dique de valmy en París el 18 de mayo de 2016, uno de los convictos se ha estado pudriendo en la cárcel desde febrero de 2017.
Su solicitud de libertad condicional, después de 9 meses de prisión preventiva, fue denegada por no haber accedido a declarar sobre los hecho. Tal vez no tiene remordimientos sobre unas lunas de coches de maderos rotas… A diferencia de uno de los convictos, que después de disociarse de los actos e ideas durante el juicio, ahora está tratando de vender. Su pequeña historia sobre los puestos de los supermercados revolucionarios.
No satisfecho con hacerle pagar su sentencia completa, la justicia y la administración de la prisión hacen que su vida diaria en la cárcel sea aún más insoportable, lo que aumenta el número de personas que son acosadas. Los registros después de las reuniones son constantes. Después de estar bloqueado por unas pocas semanas al final del verano, el correo siempre llega de manera irregular. Las cartas del aboagadx son leídas. Habitualmete las visitas son calnceladas por pura arbitrariedad de lxs carcelerxs. Esta situación no es excepcional, es el papel de la prisión tratar de destrozar a las personas, rehabilitarlas para que sean dóciles e integrables en la sociedad. Que expresen excusas, expien su culpa.
La solidaridad expresada en actos y palabras, coches incendiados, ayuda a no rendirse a la resignación, da fuerza interior y exterior.
¡Hasta destruir la última de las jaulas!
¡Libertad para todos!
[Traducido par ContraMadriz]