No es fácil encontrar un sector asqueroso en el cual Vinci no se revuelque. Desde Qatar a Chile, desde Francia a Rusia, el buque insignia de la industria francesa exporta sus infraestructuras de control en todo el mundo. Entre estas se encuentran, por supuesto, la destrucción de los vivientes y la explotación y reclusión del humano. Entonces, la furgoneta de Vinci que hemos quemado hace unos días en Ivry [ciudad limítrofe de París, al sur; NdT ] no impedirá que Vinci continúe construyendo cárceles.
Esperamos que, además de que nos ha dado placer en ese momento, esto también recuerda a todxs lxs enojadxs, en todas partes, que no estamos solxs y que la llama de la revuelta no está apagada. En este sentido, encendiendo nuestro fuego de alegría no hemos podido evitar pensar en nuestro amigo Boris, todavía en el hospital.
¡Fuego a las cárceles y a aquellos que las construyen!
[Traducción (desde el italiano): Contra Info]